Pienso en la televisión como en una especie de “naturaleza muerta sintonizable”, un modelo dinámico que me ofrece desde paisajes naturales hasta mundos abstractos; recuadros detenidos que esconden una extrema belleza. La sucesión inconexa de imágenes inmateriales se vuelve en lo profundo un reflejo de mis emociones a velocidad del zapping. De este modo la pintura vuelve corpóreo y llena de vida un mundo que aparenta ser distante y transitorio.
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