Paul Cézanne hablaba de planos que caían unos sobre otros. Sus pinturas tensionaban la figuración hacia una construcción puramente abstracta que años después sería reinterpretada por el cubismo y el futurismo. En un sentido espacial esa evolución era lógica. Sin embargo Cézanne hablaba de alcanzar algo que él llamaba "La pintura desnuda". Algo más misterioso que yo decido interpretar en un sentido metafísico para entender por qué Cézanne necesitaba dedicar cien sesiones de trabajo a una sola naturaleza muerta. En esa búsqueda, en ese movimiento de planos que avanzaban y retrocedían, Cézanne establecía una tensión que, eventualmente, se detenía en un posible cuadro.

Pensando en esto, las pinturas en las que trabajo actualmente intentan dar forma a esos posibles tiempos detenidos. Las imágenes se originan en la observación de pinturas exhibidas en museos que luego, en el trabajo de taller, vuelven a ser registradas para generar otras sucesivas pinturas. Como resultado, los cuadros dejan ver los rastros de esas varias obras en una superposición de tiempos que podrían desandarse desde el cuadro hasta el boceto, desde la imagen hasta la idea de forma y desde la pintura hasta el acto de pintar.